Gligorov es conocido sobre todo por sus inquietantes fotografías en las que hace inesperadas combinaciones de la vida animal, humana y vegetal para explorar la identidad y la sexualidad.
Violencia, provocación, denuncia...un militar cuyas medallas producen heridas sangrantes, las dos torres gemelas neoyorquinas ardiendo en un mechero de gasolina, o un hombre tendido en el suelo al que la bandera blanca que aún porta no le ha evitado ser ejecutado y clavado en el suelo con una cruz que le atraviesa la garganta...
En otras fotografías hace osadas combinaciones de las anatomías humana y animal, de manera que una y otra se unen hasta volverse indistinguibles: de la pata de un conejo puede nacer un dedo humano, de los órganos de otro animal puede formarse el dedo de una persona.
